miércoles, 24 de febrero de 2016

El Emirates Tambien es asaltado

  • Impresionante lección de paciencia, sacrificio y talento del Barça para doblegar al Arsenal
  • Messi anotó el golazo de la noche ‘made in Tridente’ y acabó con gafe de los penaltis

     Hasta esta noche, el Barça no había ganado en el Emirates Stadium. Lo hizo combinando paciencia, sacrifico y el enorme talento colectivo e individual de un grupo sin límites y un equipo con demasiado oficio para caer en la ingenua trampa de Wenger, que le había preparado dos partes muy distintas, una de cerrojo y otra de fútbol descontrolado. Le había salido medio bien la última vez y lo repitió sin éxito. Es el mismo Wenger, pero otro Barça, el que no perdona ni se deja vencer.
     La primera parte acabó siendo más táctica y prudente de lo que cabía esperar como siempre que se augura el partido del siglo entre dos de los más grandes de Europa. El saldo, una intervención de Ter Stegen en el único disparo a puerta del Arsenal y apenas tres llegadas azulgrana con cierto peligro, dos en el último minuto antes del descanso, pero en ningún caso de apuro para Cech.
    El blindaje local, verdaderamente sólido y muy trabajado estaba pensado para aislar al Tridente y no dejar pensar ni ver a los centrocampistas como a Iniesta, al que le costaba encontrar esos huecos que inventa continuamente. Messi lo intentó todo desde la derecha forzando tarjetas y faltas mientras que Suárez no se encontraba cómodo también permanentemente vigilado.

    El rival no tenía pensado gastar energía en otra cosa que contener al Barça. Nada que ver con el inicio más movido de la segunda parte, donde enseguida Neymar provocó un mano a mano con Cech, que impidió el gol y el Barça empezó a pisar el área contraria con cierta autoridad.
    Fue también la consecuencia de la salida de Walcott, un ligero cambio de actitud en el Arsenal que quiso dar un paso adelante, corto pero un paso adelante. El partido se puso como se esperaba, pues el Arsenal replicó forzando también dos acciones de ataque, una de ellas a cabezazo de Giroud , espléndido, por encima de Mascherano. Acciones que hacían temblar el Emirates y sacar lo mejor de los ‘gunners’.
    Sin duda el tramo de partido de mayor peligro en las porterías. Con más libertad, el Arsenal buscó entonces un partido roto que al Barça tampoco le interesaba del todo, tratando de recuperar el control y el ritmo en la medida de lo posible. No lo conseguía del todo, motivo por el que fue perdiendo el orden en sus líneas y exponiéndose a un arrebato del Arsenal.

    Hacía falta un gol y lo que llegó fue un golazo fruto de la propia medicina con la que el Arsenal había previsto noquear a su rival. Una contra que pilló a Suárez escorado en la izquierda la inició dejando un balón por el centro que Neymar condujo verticalmente hasta el área grande, desde donde la cruzó corta para Messi.
    Lógicamente el Emirates enmudeció, asombrado por el relámpago recien caído, imprevisto, cuando parecía que el vendaval soplaba del lado ‘gunner’ y que el Barça se doblaba. Fue el precio, quizá decisivo en la eliminatoria, pagado por la temeridad de dejar un poco descubierta la defensa y creer que el Tridente no es capaz de contragolpear mejor que nadie.
    El escenario ya era azulgrana, era cuestión de tiempo que, con el Arsenal venido un poco arriba, llegara el segundo, quizá producto de otro mortal ataque en velocidad o, como acabó sucediendo, consecuencia de los nervios de la defensa, imprecisa en una jugada de Messi que acabó en penalti y el lanzamiento a su vez con la mala racha desde los nueve metros. Doblete de Leo camino de Milán en otra noche de inolvidable recuerdo de este glorioso equipo.

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