
Más allá de costelladas, de excursiones al Montanyà o de uniones más o menos ficticias, los jugadores del Barcelona son perfectamente conscientes de que mañana se la juegan. Saben que hasta hoy han fallado al respetable, a su entrenador y a su presidente. Saben también que la situación ha llegado a un momento en el que sólo ellos pueden arreglar el desaguisado en el que se ha convertido el equipo.Y saben que eso pasa necesariamente por superar al Manchester United en el Camp Nou, de entrada, y luego ya hablaremos de como se tiene que culminar la faena en Old Trafford. Pero sin lo primero, lo segundo ni se plantea.Los entrenadores son perfectamente conscientes de lo que se juegan ante los ingleses. Los entrenadores acostumbran a decir que “en partidos de este tipo sobra motivar a nadie. Todos salen motivados”.Los jugadores del Barça son el vivo ejemplo de ello. Para qué va a servir más cháchara, más reuniones, más conjuras y más mandangas si con una mirada los ojos se lo dicen todo. Están al borde del abismo y si no reaccionan saben que la caída va a ser brutal. Por tanto, por coraje no va a quedar. Ni que sea ahora, que ya es tarde, el vestuario promete unidad y trabajo. Les va la vida.
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