Hace un par de semanas Bernie Ecclestone se quejó de que la F-1 "necesita más sexo". Seguro que no pensaba que iba a ser su amigo Max Mosley quien fuera a facilitarle la carnaza, y mucho menos en la forma en que lo hizo.
Aunque Mosley asegura que no piensa dimitir y haber recibido apoyos, su posición es muy delicada. Quizás aquí el tiempo hubiera corrido un tupido velo, pero en el mundo anglosajón estos deslices son más graves, Por mucho menos allí dimiten ministros y banqueros.
El pasado año tuvimos los espías y este año, que se inició con el anuncio de divorcio de Ron Dennis, tenemos sexo como invitado. Lo que está claro es que el 'escándalo racista' de este carnaval en Barcelona, tan criticado desde las Islas y por el propio Mosley, es un juego de niños
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