
Expulsión. Delgado Ferreiro dejó al Barcelona con uno menos al mostrar la roja a Keita. Equivocación que desquició a un Barcelona ya de por sí nervioso.
De la Peña. El centrocampista celebró con rabia su doblete. Marcaba en la que fue su casa y devolvía la esperanza al Espanyol...y al Madrid, que ahora está a siete puntos.
Perdió a partir de entonces el Barcelona sus señas de identidad: ni paciencia en la elaboración, ni llegadas por banda, ni fútbol combinativo. Cada uno hizo la guerra por su cuenta. Messi se perdía en eternas conducciones, Alves centraba y centraba sin encontrar rematador...Touré recortó distancias pero la esperanza de remontada terminó perdiéndose en faltas innecesarias y balones colgados al área. Hasta Guardiola se olvidó de la filosofía del 'Pep team' y sacó del campo a Etoo para colocar a Busquets de delantero centro.
Vuelven los fantasmas al Camp Nou, que ya echa la mirada hacia atrás, temeroso de su perseguidor. El Madrid venció, convenció y ya está a siete puntos. La presión, parece mentira, está ahora en Can Barça.
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