Haciendo gala de la sinceridad, coherencia y determinación que le han
caracterizado siempre, Pep Guardiola anunció ayer oficialmente su adiós
como técnico del primer equipo del FC Barcelona y lo argumentó de una
manera clara y con las frases justas: "Son cuatro años. El tiempo lo
desgasta todo y yo me he desgastado. Me he vaciado y necesito llenarme".
Después de meses de especulaciones y rumores, Guardiola se marcha y
deja como herencia el mejor Barça de toda la historia, un equipo ganador
que ha entusiasmado con un juego sensacional, basado en el control del
balón, una coordinación fuera de serie, el atrevimiento inteligente y la
brillantez de unas estrellas que han sabido poner su calidad individual
al servicio de un sistema que ha revolucionado el deporte rey en la era
global.
El palmarés de la escuadra liderada por Guardiola es
excepcional: 13 títulos de un total de 18 posibles, con un balance de
176 victorias, 46 empates y únicamente 20 derrotas. Durante los últimos
cuatro años, las hazañas de este conjunto de leyenda han cambiado la
mentalidad del barcelonismo y han cautivado a los aficionados de todo el
planeta. Hemos asistido a un fútbol que ha sabido aunar singularmente
la belleza, la originalidad y la eficacia goleadora, todo ello revestido
con la elegancia del juego limpio. La apuesta por Tito Vilanova como
nuevo entrenador busca la continuidad de un sistema y de un estilo más
allá de su forjador. Como segundo de Guardiola, Vilanova conoce a la
perfección las claves de este equipo.
El adiós de Guardiola es
una noticia que va más allá del universo deportivo. Estamos ante una
figura pública que ha transmitido una capacidad de liderazgo poco común
en estos momentos. Con una administración calculada de sus palabras y de
sus apariciones, y dando muestras siempre de un talante reflexivo y
dialogante a la vez que firme y resuelto, Guardiola encarna unos valores
positivos que han llegado al conjunto de la sociedad, especialmente en
Catalunya. Dentro y fuera del vestuario, el de Santpedor ha sabido
gestionar una compleja madeja de egos y de circunstancias, para blindar a
sus futbolistas del habitual ruido que rodea el espectáculo
futbolístico. Para muchos, Guardiola es la quintaesencia del esfuerzo
creativo que más necesitamos precisamente en esta etapa de crisis.
Se
va un entrenador excelente, pero el FC Barcelona seguirá su camino. Hay
que dar las gracias a Pep Guardiola por estos años de intensa felicidad
de la afición culé, una cascada de buenas noticias que nos permite
soñar en medio de las dificultades.
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